Actualmente, una cuarta parte de las personas en Europa llevan un tatuaje, visible o no, y la tendencia está en aumento en todo el mundo. Sin embargo, el tatuaje existe desde hace mucho tiempo, ya que se han encontrado evidencias, incluso, en momias egipcias. El tatuaje, a lo largo de los siglos, cambió radicalmente de significado. Fue un símbolo ritual de conexión con los dioses, una marca de criminales y un distintivo de la nobleza, entre otros.

Curiosidades de los tatuajes en la historia

Tatuajes antiguos de hollín

En la antigüedad, los métodos para tatuarse eran muy dolorosos. En el cuerpo de un hombre de la Edad del Hielo, se encontraron 57 líneas y cruces, realizados con hollín. Los investigadores creen que el hollín era la tinta que se insertaba dentro de la piel, con un objeto punzante.

Los tatuajes de Ötzi, la momia italiana

Nacido hace unos 4600 años, (alrededor del 3.200 a.C.), un hombre enterrado bajo la nieve en los Alpes italianos, lucía 61 tatuajes en todo su cuerpo. Estos, aparentemente, tenían virtudes terapéuticas y estaban destinados a tratar su artrosis.

Los tatuajes encontrados en Ötzi se encuentran entre las pruebas más antiguas de esta práctica en la historia de la humanidad. Los análisis muestran que los diseños, que se hallan muy bien conservados, se pintaron con una tinta fabricada con carboncillo.

Los tatuajes de las sacerdotisas

En la década de 1920, un grupo de arqueólogos británicos descubrió en Tebas tatuajes en momias de sacerdotisas, los que podrían haber sido utilizados para conectarse con los dioses en sus rituales. Una de las momias, Amunet, de más de 4000 años de antigüedad, tenía en todo su cuerpo un patrón de líneas y puntos.

Un símbolo de la aristocracia

Hubo algunos momentos en la historia en los que los tatuajes fueron símbolos de status, elegancia y poder. El viajero griego Heródoto (484 al 425 a. C.) contó que en Tracia (la actual Bulgaria), se consideraba poco elegante no tener tatuajes.
En Europa, a finales del siglo XIX, el Príncipe de Gales viajó a Jerusalén y se hizo un tatuaje. A su vuelta, los nobles comenzaron a emular al príncipe y los tatuajes se convirtieron en una moda entre los aristócratas.

La receta de tinta para tatuar de Aecio

El médico romano Aecio creó una tinta de tatuaje que ha pasado a la posteridad por medio de algunos libros de recetas antiguos. La composición de esta tinta incluía corteza de pino, vinagre, bronce corroído, vitriolo (ácido sulfúrico concentrado) y huevos de insectos.

Ferocidad en el combate

Durante las guerras de las Galias, entre Julio César y las tribus galas (del 58 al 51 a.C.) los bretones se pintaban el cuerpo de azul para verse más feroces ante los adversarios. Al norte de Escocia, habitaban los “Pictos” (los pintados o tatuados), una confederación de tribus celtas cuyo nombre podría deberse a los tatuajes o pinturas en sus cuerpos.

La prohibición de los tatuajes en la Edad Media

En el año 787, el Papa Adrián prohibió formalmente los tatuajes, por considerarlos una costumbre pagana. Los únicos que llevaban tatuajes durante la Edad Media eran los cruzados que volvían de Tierra Santa.

Tatuajes, las marcas de criminales y esclavos

En la antigua Roma, los criminales condenados eran tatuados y estas marcas se realizaban en el medio de la frente o entre las cejas, para que fueses muy visibles. Los esclavos fugitivos también eran tatuados y frecuentemente el tatuaje se acompañaba con un collar de hierro con la inscripción: “Revoca me domino meo” (llévame de vuelta a mi amo), seguido por el nombre del dueño.

Los tatuajes en los freak shows

A partir de finales del siglo XVIII y gracias a los exploradores como el británico James Cook, fueron conocidos los tatuajes polinesios, los Tattaw, que dieron su nombre al Tattoo. De esta forma, los tatuajes se convirtieron en un símbolo de exotismo y muchos indígenas se exhibían en las ferias de espectáculos, los conocidos “freak shows”.

Los marineros, los pioneros del tatuaje

Cuando la reina Victoria, de 18 años, asumió el cargo en 1837, muchos marineros se tatuaban su imagen en los brazos. Estos, siempre habían estado a la vanguardia del arte del tattoo desde el siglo XVIII. Los museos de las grandes ciudades portuarias como Hamburgo o Róterdam lo atestiguan, ya que hay fotografías de la época de marineros con la parte superior del cuerpo completamente tatuada.

Tatuajes de guerra con pólvora

Durante la Guerra Civil Estadounidense (1861-1865), los soldados se tatuaban símbolos patrióticos. Según Hildebrandt, uno de los primeros tatuadores de Nueva York, durante esos años tatuó a miles de soldados y marineros. En sus relatos, dijo que no tuvo un minuto libre durante la guerra.
El alemán también contó que los soldados se tatuaban en las trincheras, utilizando pólvora húmeda, la que hacía que el brazo se hinchara y la herida se inflamara. Como remedio, usaban una receta simple: agua, orina y ron.

La prohibición de los tatuajes

El oficio de tatuador se declaró ilegal en varias partes del mundo, lo cual llevó a las bandas criminales a usarlos, para distinguirse de la burguesía. El crimen organizado, como los yakuza, los utilizaban como una marca de identificación y para celebrar servicios a la organización.

El tatuaje, un sello del crimen (cometido, o no)

En 1908, los tatuajes eran muy mal vistos. Adolf Loos escribió:
“Los tatuados que no están bajo custodia son delincuentes latentes o aristócratas degenerados. Si un hombre tatuado muere en libertad, entonces murió unos años antes de cometer un asesinato».

El récord mundial de la sesión de tatuaje más larga

El récord mundial del tatuaje que ha requerido la sesión más larga lo ostenta el italiano Alessandro Bonacorsi, quien trabajó en una intensa maratón de tatuajes de 57 horas, 25 minutos y 30 segundos en 2017. Con un resultado de 28 tatuajes diferentes, el tatuador rompió su propio récord por cuarta vez consecutiva.